Nadie dijo que emprender fuera fácil
Crear tu empresa o emprender un negocio lleva mucho tiempo y dedicación, lamentablemente no es tan sencillo como decir quiero poner un puesto de tacos y ya: tienes tu puesto de tacos. Ser emprendedor requiere de varias habilidades y conocimientos, pero sobre todo, de esfuerzo y constancia.
En un camino tan largo por recorrer, cometer errores es una posibilidad muy grande —es de humanos fallar—, pero, para ayudarte en tu vida de emprendedor, te decimos cuáles son los errores más comunes para que trates de evitarlos.
1. No aterrizar la idea
Sí, sabemos que en nuestra mente todo suena más fácil y bonito, pero a la hora de traerlos a la realidad es cuando vemos que quizá no es tan viable como creímos. Intenta escribir en una libreta tu idea, cómo lograrla, para qué, qué necesitas y los paso a seguir, esto hará menos complicado tu proceso de emprendimiento.
2. No investigar al público objetivo
Quizá el producto o servicio que quieres ofrecer es buenísimo, pero si no lo ofreces en el lugar adecuado ni a las personas adecuadas, probablemente tus ventas no prosperen, por eso importante saber a quién le vas a ofrecer tu producto.
3. Considerarlo un pasatiempo
Ser emprendedor no es sólo tener la idea y medio tratar de ponerla en marcha, es ser constante y trabajar en ello todos los días —incluso fines de semana—, un negocio al que sólo le dedicas tu tiempo libre difícilmente va a prosperar.
4. Desconocimiento de las leyes
No, no necesitas ser abogado ni saberte de memoria el código penal, pero sí necesitas tener conocimiento básicos de los lineamientos jurídicos que te competen, como la de Comercio, la de Trabajo —especialmente si tu intención es fundar una empresa—, hasta muchas otras que son necesarias para constituir un negocio —uso de suelo comercial, contratos de renta, de servicios o contratos con proveedores y clientes.
5. Realizar malas inversiones
Siempre escuchamos que lo mejor es invertir porque esto nos genera rendimientos; sin embargo, hay que saber invertir. Por ejemplo: si tú quieres iniciar un negocio de imprenta obviamente vas a necesitar las herramientas y maquinaria necesaria, pero es importante hacerlo poco a poco, empezar con una impresora —o hasta 2— es bueno, y ya al ir creciendo tu demanda adquirir más, no compres de jalón 5 máquinas cuando seguramente al iniciar sólo necesitarás una y tendrás las demás descansando.
6. No brindar un valor agregado
En un mundo globalizado y con acceso a miles de productos y servicios que compiten entre sí, ofrecer un plus a tus cliente —pero que sea de utilidad— será lo que te diferenciará de tu competencia y hará que los consumidores te prefieran.
7. No dar seguimiento a clientes
Si ya conseguiste que alguien comprara lo que ofreces, ¡no lo descuides! El proceso no termina al cerrar la venta; no te concentres sólo en captar nuevos clientes, debes darle mantenimiento a los antiguos, desde saber cómo se encuentra con lo que adquirió, su percepción del producto o servicio y opinión de mejora, esto puede hacer la diferencia entre un cliente que regresa —y te recomienda— a uno que se cambia a la competencia.
8. Querer crecer rápidamente
La paciencia en los negocios es vital, especialmente si vas iniciando, no esperes que al mes ya generes ganancias de miles y miles; este proceso lleva su tiempo, y por eso debes esforzarte y ser constante, no te desanimes, es como una planta que debes nutrir y cuidar diario, sólo así verás los resultados.
9. Ser el hombre orquesta
El síndrome del hombre orquesta es cuando una persona quiere hacer todo ella sola, sin ayuda, y aunque en un principio puede parecer maravilloso, llegará un punto en el algo falle y, como una cadenita, pasará a afectar el funcionamiento de lo demás. Aunque el emprendedor tiene que aprender y hacer de todo, necesita apoyarse en expertos que lo guíen y asesoren.
10. Mezclar negocios con lo personal
Saber separar las cosas es vital en cualquier aspecto de la vida, pero si hablas de tu propia empresa o negocio será vital. No por querer ser buena onda aceptes a ese familiar que tiene la actitud —peor cuando ni eso tienen— pero no los conocimientos, menos en puestos clave que, lejos de ayudar, podría perjudicarte.