La importancia estratégica de asumir la iniciativa y tomar control

Iniciativa es aquello que da principio a algo. Se trata del primer paso de un proyecto, un emprendimiento o el punto de partida de una acción. Como consecuencia de lo anterior, asumir la iniciativa significa, sencillamente, dar inicio a una acción.

Esto último genera una ventaja sólida para la Estrategia puesto que la acerca (por un camino alternativo), a ésa zona en que trata de establecerse el Control de la Situación.

Dado que toda la lógica de la Estrategia se fundamenta en la necesidad de ser poco evidente, y tomando en cuenta que existen muchos elementos que facilitan esto a quienes aplican Principios Estratégicos, determinar quién tiene el Control de la Situación termina siendo fundamental. Al menos si quieren anticiparse los resultados y no esperar que se produzcan aleatoriamente.

Una de las maneras más seguras de adquirir éste control se encuentra en sostener la iniciativa en las acciones estratégicas. Habitualmente, quién la lleva también tiene mayor control sobre el desenvolvimiento de las cosas.

Sin embargo “sostener” la iniciativa, es decir hacerlo con frecuencia y método, no es sencillo, porque de forma simultánea debe cuidarse la eficiencia, costo y empleo racional de los recursos. Asumir la iniciativa puede ser muy riesgoso si la actitud no está acompañada de buen cálculo y mucha previsión.

Por otra parte, para algunas personas y empresas tomar la iniciativa termina siendo una necesidad más que un soporte que brinde ventajas competitivas.

Esto sucede con mayor frecuencia de la que podría esperarse. Y responde a un problema común de la Estrategia: «la coyuntura de túnel».

En el desenvolvimiento de la Estrategia se presentan situaciones en las que se estrechan los «caminos». Las posibilidades y opciones de maniobra se reducen. La ruta que conduce «hacia adelante» se dificulta. No pueden visualizarse bien los elementos que le dan forma. No es posible aprovechar las fortalezas. Existe poco margen para la sorpresa y la posibilidad de no ser evidente. Esta es una «coyuntura de túnel».

Al frente existe un “túnel” que debe cruzarse para reiniciar adecuadamente las maniobras.

El drama no radica solo en la dificultad, también en el tiempo que ella pueda durar. Existen “coyunturas de túnel” que mantienen atrapadas a personas y empresas por muchos años, limitando sus opciones estratégicas y obligándolos a sostener la iniciativa para garantizar la sobrevivencia.

Es sencillo imaginar que dentro de un túnel no queda otra opción que «empujar» para adelante, con la vista enfocada en la claridad del otro extremo. Un túnel no presenta posibilidades de maniobra.

Esta «coyuntura de túnel» es llamada también el «factor Termopilas», en alusión a la batalla que sostuvieron los griegos contra las tropas del rey persa Jerjes en una franja estrecha de terreno, bordeada a un lado por montañas inaccesibles y al otro por el mar. En esta batalla se inmortalizó la participación de un pequeño grupo de guerreros espartanos al mando del rey Leónidas, los cuales contuvieron por más de tres días un ejército de 150.000 persas.

Las Termopilas constituían una sólida posición defensiva. Allí murieron miles de soldados persas que alcanzaban la posición de los espartanos como quién se introduce en una máquina «moledora de carne». Al ejército persa no le servía para nada su ventaja numérica, su caballería o la habilidad de sus arqueros. Estaban obligados a sostener una batalla «cuerpo a cuerpo», siempre para adelante, sin opción. La batalla se convirtió en una victoria costosa para el ejército persa. Y solo pudo alcanzarse cuando se «flanquearon» las posiciones griegas merced a la traición de un campesino del lugar que les enseñó una ruta oculta a través de las montañas.

Muchas personas y organizaciones de negocios se encuentran comprometidas por periodos largos de tiempo en «coyunturas de túnel», en situaciones parecidas a las del ejército persa en las Termopilas.

Estas personas y organizaciones son incapaces de aprovechar la lógica estratégica. De hecho ni siquiera pueden plantearla hasta superar la encrucijada. La «coyuntura de túnel» está vinculada a posiciones estáticas, al hecho de esperar el desenvolvimiento de la situación.

Un individuo o un Empresa llegan a situarse en una «coyuntura de túnel» por no haber hecho nada valioso en términos de Estrategia. Porque se han dejado llevar por las condiciones del medio o las imposiciones de otros. Porque en esencia no han tomado la iniciativa y se ven forzados a presionar para adelante en condiciones adversas y como única posibilidad de maniobra.

Una persona o Empresa enfrentada a una «coyuntura de túnel» está lejos de tener el Control de la Situación.

Asumir la iniciativa es indispensable para todo efecto de dominio propio.

Para no sumergirse en la corriente y aguardar. Para no quedar a merced de quienes si la tomen. Representa marcar la pauta que el desenvolvimiento de las cosas tendrá. Estar «vivo» con respecto a la situación o el mercado.

Asumir la iniciativa es también el mejor ingrediente que puede tener un planteamiento defensivo. Incluso en una situación desesperada Adolfo Hitler, ya entrado el año 1943 y cuando las condiciones eran muy adversas para los intereses germanos, decía: «La culpa de nuestro infortunios debe recaer plenamente sobre nuestros aliados. Alemania necesita los territorios conquistados o no podrá seguir existiendo. Tiene que obtener la hegemonía sobre el resto de Europa. Donde estamos nos quedamos». Más allá del resultado final de la guerra y lo que representó para Alemania, debe reconocerse que toda batalla estuvo siempre condicionada por las iniciativas de Hitler. Y ello, entre pocas cosas, le permitió soportar durante tanto tiempo el poder del mundo entero sobre él.

El capitán Johnstone advirtió en Foundations of Strategy: «Una vez permitida la iniciativa al enemigo, es difícil recobrarla: cuando rechace golpes durante una semana y esté obsesionado por los detalles de la defensa, comenzará a sentir temor de las acciones invisibles del adversario y abandonará su plan a la menor provocación».

Aunque la afirmación anterior seguramente fue hecha en un contexto militar, bien puede aplicar a las situaciones que enfrentan las personas, quienes al no asumir la iniciativa quedan a merced de los guiones que manejan otros y de los acontecimientos, y muchas veces sucumben ante ellos.

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